jueves, 15 de mayo de 2008

Cadenas

¿Hace cuánto tiempo lo escribí?, pues...ya ni lo recuerdo. Aquí les dejo una de esas maneras en las que pude drenar mis rabias... jeje!

Cadenas
Ese momento quedó como una imagen congelada, como una fotografía que mucho miedo me da contemplar. Yo, como siempre, estoy mirándola, mirando hacia atrás, detenida en ese instante, en ese momento, en esa tragedia, que más que una tragedia, es un proceso de cambio, una etapa, una prueba…
Entonces, ¿Mi estado de ánimo cambia a tú antojo?, ¿soy independiente?, ¿Soy feliz?, ¿Soy libre?
¿Por qué llevar mi vida a tu ritmo?, ¿Por qué tu felicidad es motivo de tristeza y desesperación para mí?
Eres tú mi cárcel, mis cadenas, mi amarre, mi impedimento… sólo porque lo permito, porque te quiero, porque me alegra saber que estás bien, porque me agradas, porque te quiero proteger, porque quiero saber de ti… no puedo vivir así, o ¿tal vez sí?
Tú eres mi límite, mi precipicio, mi sensación de peligro, de temor… pero me gustas, eres como la alegre adrenalina juvenil que sienten los novatos de la vida.
¿Qué hago? Tengo la solución en mis manos, pero me duele dejarte, dejarte ir, es como si murieras para mí. Nada duele más que la pérdida de un ser querido, aunque yo imperceptible para tí.
Tu ausencia me entristece, tu ausencia es presencia constante en mí. Te extraño, te quiero, te odio, te amo… soy una mezcolanza de emociones y de sentimientos que no puedo controlar, y no sé a quién mostrárselos, a mas nadie que a ti… sólo a ti…. Pero no puedo vida que mata a mi vida… no puedo expresártelo. Simplemente porque me dañas. Me hace daño decirte lo que me haces sentir…

martes, 22 de abril de 2008

Bajo la luz de la luna

Esta es la historia que redacté para Guión Cinematográfico. Espero lo disfruten...

Sinopsis:
“Bajo la luz de la luna”


Amelia es una prostituta fanática de Sofía Loren que embarazada continúa con sus labores nocturnas. Una madrugada tiene sexo con un cliente y rompe fuente de manera repentina. Rechaza a su hija Sofía pero es demasiado hermosa como para abandonarla. Sus compañeras de trabajo insisten en que no la abandone, y se queda con ella. Nunca se preocupa por quererla, cuidarla o enseñarle lo que es bueno o malo.
A los 13 años de edad esa niña hermosa es violada por uno de los clientes del burdel. A su madre poco le importa, y el vigilante del local, quien es una buena se la lleva lejos para darle una vida estable. A los 17 años de edad ella se enamora, pero es drogada y abusan de ella de nuevo. Entonces, decide irse de la ciudad de Mérida para ser fotógrafa y tener el futuro fruto de esa segunda violación.
Luego de cuatro años. Sofía, una fotógrafa de éxito, se reencuentra con su mamá en la ciudad de Mérida, y tras unas conversaciones que recuerdan el pasado, Sofía decide confesarle a su mamá que es homosexual, a raíz del miedo que tiene a la figura paterna, o a la figura del hombre. Ambas se reencuentran para perdonarse, y saciar los deseos reprimidos.


Guión:
ESCENA (1). SALA DE EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA. INTERIOR. NOCHE.

Un enorme pasillo del museo de arte moderno más reconocido de la ciudad de Mérida es testigo de una obra de arte fotográfica trascendente. Luces tenues de color amarillo y afiches estampados con extensos e infinitos caminos de concreto ambientan la exposición de imágenes urbanas. Esas imágenes muestran un mundo retorcido, lleno de placeres absurdos, inocencia perdida y perversión: “Bajo la luz de la luna”. Críticos de arte, medios de comunicación y aficionados observan el gran evento de imágenes crudas y reales de las calles al caer la noche. Fotografías en tamaño 12 x 16, unas a color y otras en blanco y negro que son parte de la gran muestra de un reportaje fotográfico.
Y ese ambiente lleno de banalidades, champagne y personas de la alta clase social era contradictorio con la razón de ser de esa exposición que muestra la realidad, la crudeza, la miseria de las calles de la ciudad. Una mirada humana era lo que se deseaba transmitir Sofía, la autora de esa importante exposición.
Es una joven de 21 años de edad, hermosa, alta, delgada, de piel blanca, ojos grandes de color miel, unos labios prominentes, y un cabello largo, negro y ondulado. Estaba vestida de manera sencilla, algo bohemio, una franela color verde y una falda color beige, sin muchas formalidades. Ella es la exitosa fotógrafa protagonista de esa exposición. Su fin es contar una historia cotidiana, que no es sentida por los habitantes de es fría ciudad; nadie lo notaba, ni los expertos en artes, ni los aficionados; sólo se fijaban en la buena técnica y calidad de sus imágenes.
Pero una señora de edad de contextura delgada, tez blanca, cabello largo y negro, con una mirada triste, líneas de expresión alrededor de sus ojos y labios observa con detenimiento una fotografía: Era una mujer de vestido rojo, corto, escotado y acoplado a su figura, y esa mujer amamanta a un bebé sentada en la barra de un bar; además, en su boca tiene un cigarrillo encendido y mira con una expresión de coqueteo a un hombre que está sentado a su lado.
Esa señora miraba la imagen fijamente. Sofía nota la presencia de esa mujer que mira, con ojos alucinados y melancólicos, esa imagen que tal vez trae recuerdos de una historia pasada. Esa conexión especial entre la imagen y las dos mujeres tenía un significado. Sus miradas se encontraban estaban sorprendidas e inmóviles.


ESCENA (2). SALA DE EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA. INTERIOR. NOCHE. DETONANTE.

Sofía y la mujer se miran fijamente; con torpeza y vergüenza se acercan lentamente y se abrazan, y de ese acercamiento surgió la nostalgia pues lloraron de manera incesante y profunda durante ese abrazo.
Las personas alrededor sólo miraban con sorpresa y confusión a la gran fotógrafa que se abraza con la desconocida mujer. Nadie se atrevió a preguntar o a cercarse a ella, ni si quiera los sensacionalistas medios de comunicación ahí presentes podían reaccionar ante la triste escena de llanto.

AMELIA (con lágrimas, arrepentida)
¡Perdóname!

Con sus ojos cerrados y su ceño fruncido de tanto dolor, Sofía sólo la abrazaba con fuerza, pero no decía nada.

AMELIA (llorando)
Estoy arrepentida sólo quiero tu perdón.

Sofía se soltó de sus brazos de manera brusca y le dijo:

SOFÍA (dice seria)
Vamos a otro lado, hablemos.

Los medios de comunicación empezaron a tomar fotografías al ver que dejaban el salón. Esa noche iba a ser un éxito de primera plana.
Mientras Sofía y Amelia caminaban hacia la salida sólo se escuchaban los susurros de los presentes, las miradas de sorpresa y las primeras críticas a la fotógrafa que abandona su exposición.
Sólo se escuchaba entre los susurros de la gente: “al parecer es su mamá”.


ESCENA (3).CARRO DE SOFÍA. INTERIOR. NOCHE.

Sofía y su madre Amelia se dirigieron hacia el estacionamiento, se montaron en el carro de la fotógrafa y se disponían a salir del museo, pero cerca de la garita de salida había un cúmulo de fotógrafos y periodistas en busca de “la noticia”.

AMELIA (sorprendida y feliz)
¡Eres famosa! ¿No te hace sentir feliz?
Le toma la mano a su hija)
SOFÍA (con aspereza)
No.
Le quita la mano a su mamá.

AMELIA (decepcionada y confundida)
¿Por qué? Lo tienes todo hija. Yo siempre quise ser famosa, como Sofía Loren…

Mira a los fotógrafos y sonríe. Luego hace silencio y suspira.

…Pero no soy más que una puta insignificante
Baja su mirada melancólica

Sofía hace como si no escuchase lo que acaba de decir su mamá y abre la puerta de su carro con rabia y les amenaza con atropellarlos si no se quitan de su camino, cierra la puerta de un alón, pisa el acelerador y se va rápidamente del lugar.

AMELIA (curiosa)
¿A dónde vamos?
Mirando a su hija.
SOFÍA (seria)
A mi casa
Sólo mira hacia la carretera mientras conduce.
AMELIA
¿Vives sola?

SOFÍA (seria)
Ya verás cómo es mi vida.
Sigue mirando al frente mientras conduce.

Llegan a un lujoso y pequeño edificio ubicado en una de las zonas más hermosas y solitarias de la ciudad merideña. “El valle” es el nombre del edificio, tiene cinco pisos, la fachada es de color ocre con piedras de mármol.

ESCENA (4).EDIFICIO DONDE VIVE SOFÍA. INTERIOR. NOCHE.

Sin dirigirse la palabra entran al edificio, Amelia camina detrás de su hija. Pulsa el botón del ascensor, entran y marca el piso número tres. En ese pequeño tiempo que existe entre la planta baja y el tercer piso Sofía observa la figura de su mamá, la mira con detalle como queriendo conocer cada parte de su anatomía.
Comienza su exploración visual desde sus pies, tiene unos zapatos algo dañados, de color negro y de tacón alto; sus piernas desnudas tienen algunas várices que sobresalen de su piel; sus rodilla apenas se notan, pues la falda roja que lleva puesta se las cubre a medias; sus caderas son algo anchas pero se ven bien en su cuerpo de 45 años; su abdomen y cintura tienen un pequeño bulto de gordura; sus pechos caídos se notan con la franela escotada que la viste.
Ahora veía su blanco y limpio rostro; alrededor de su boca y ojos tenía muchas líneas de expresión, su nariz es pequeña, y sus ojos expresivos y profundos.

AMELIA
¿Hija? Ya llegamos al tercer piso.
Mira a Sofía.

Sofía mira fijamente a su madre con una expresión de seriedad y dureza. Dejó de mirar a sus ojos y salió del ascensor. Sacó de su bolso verde sus llaves y abrió la puerta del apartamento.


ESCENA (5).APARTAMENTO DE SOFÍA. INTERIOR / EXTERIOR. NOCHE.

Al abrir la puerta, Amelia observó con detalle el excéntrico y espacioso apartamento. Las paredes son verdes y blancas, tiene pocos muebles, sólo un comedor de madera de cuatro puestos, y tres muebles color blanco con una mesita que tenía sólo un cenicero y una cajetilla de cigarrillos marca moore.
Había un gran ventanal que ofrecía una vista panorámica de las montañas y las casas. Parecía un gran pesebre urbano iluminado por la gran luna llena que brillaba esa noche.
Sofía invita a su mamá a la terraza de su apartamento, abren el gran ventanal y se sientan en dos butacas de bambú color verde; entre esas dos butacas está una mesita de bambú donde Sofía pone la caja de cigarrillos y el cenicero. Se sientan, Sofía a la derecha y su madre a la izquierda.
La ciudad de frente, las montañas y el silencio son testigos de la conversación entre Sofía y su mamá.

SOFÍA (con tono serio y sereno)
Gracias mamá

AMELIA (con extrañeza)
¿Por qué?
SOFÍA (seria y con tristeza)
Si no hubiese sido tu hija, si no hubiese vivido esa infancia, no miraría al mundo de esta manera. Si no hubiese sido así, yo no hubiese sido tan exitosa con esto de la fotografía.

Con los ojos lagrimosos. Prende con urgencia uno de los cigarros, fuma y exhala.

SOFÍA (con tristeza)
Eres mi inspiración. Me inspiro en el dolor, en la mediocre inocencia, en la niñez y en la maternidad, en ti.

Amelia sorprendida empieza a llorar pues se da cuenta del daño que le hizo a su hija que por el comportamiento de Sofía parece seguir vivo y latente en ella.

SOFÍA
Dime, mamá. ¿Por qué me tuviste si no me ibas a querer?

Continúa fumando y con los ojos lagrimosos la mira directamente a sus ojos.

Amelia empieza a llorar con cara de frustración. Y ambas recuerdan y comentan como ha transcurrido el tiempo desde esa noche de luna llena en la que Sofía nació…


ESCENA (6). HABITACIÓN DE UNA CASA DE CITAS. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK

Son las 2.00 de la madrugada y la única ventana que hay en el cuarto está entreabierta, pues deja entrar el aire fresco y un delicado haz de luz que proviene de la luna llena que ilumina, a duras penas, esa oscura habitación. El cuarto es pequeño y desordenado, hay una vieja y desgastada cama matrimonial que cubierta por unas sábanas azules, alrededor de esta está la ropa interior en el suelo, dinero, joyas, colillas de cigarros, botellas de vino y tequila, juguetes sexuales, y la dueña de ese imperio de favores pagados: Amelia, una prostituta de 16 años llamada coloquialmente como “la potra”.
El olor a sudor, vino y tabaco se mezclan en ese cuarto, en esa cama, en esos cuerpos desnudos que se encuentran, que se tocan, besan y penetran como parte de un negocio que concluye con un orgasmo. El incesante rechinar de los resortes del viejo colchón, los gritos y gemidos de satisfacción suponen el fogoso momento del cual disfrutan ellos.
Mientras la locura y el deseo luchan en esa cama, la luz de la luna alumbra la figura desnuda de “la potra”, su piel suave y blanca está erizada, sus ojos negros como la noche miran hacia la ventana, sus labios carnosos entreabiertos exhalan su acelerado respirar, sus pechos húmedos por el sudor, y su vientre, su palpitante vientre está expandido por el bebé que desde hace casi nueve meses está ahí dentro, y que por azares del destino está por nacer.






AMELIA (con dolor)
¡Ay, ay, ay!
Grita.

EL CLIENTE (con satisfacción)
Así, rico
AMELIA
Quítate de encima… ¡Ay!
Llora y grita.
EL CLIENTE (Extrañado)
¿Qué sucede?
Se aparta y se levanta de la cama.

Ella llora y grita sin control. Se toca su sexo y siente que algo se desprende de él, y como si fuese el agua que cae de una cascada, el líquido amniótico empieza a salir. La embarazada ha roto fuente, la cama era un grotesco charco de fluidos corporales, el momento finalmente había llegado, iba a nacer su indeseado bebé.


ESCENA (7). CUARTO DE UNA CASA DE CITAS. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

El cliente de la potra al ver lo que sucedió se vistió y le tiró un paquete con dinero en el suelo, le dio las gracias y se fue de la habitación sin avisarle a nadie para que la ayudara. Ella continuó gritando cada vez más fuerte, el dolor era más intenso, ese bebé quería nacer. Sus compañeras de trabajo se percataron y corrieron a su habitación para saber qué sucedía, y la encontraron exhausta, llorando, gritando, maldiciendo el día en que se descuidó y quedó embarazada.
Era casi imposible llevarla a un hospital para que diera a luz y entre tres compañeras la ayudaron a tener a su bebé. Buscaron una ponchera con agua, toallas, y una tijera. La cama no fue limpiada, pues no había tiempo, la niña estaba casi fuera.
La potra grita desgarradamente para poder dar a luz a esa niña cuyo vientre no deseaba; sus compañeras de trabajo apartan rápidamente las botellas de alcohol, sus instrumentos de servicio sexual y a los clientes que quieren estar al tanto de lo que pasa.

COMPAÑERA 1(de manera jocosa)
Abre las piernas, tú sabes lo fácil que es
AMELIA (dice con rabia y llanto)
¡Maldición! Maldigo el día en que la engendré. ¡Que salga rápido no la quiero!
COMPAÑERA 2
Pero potra tú si eres mala gente, ¿por qué no quieres a tu bebé? Este es el regalo que cualquier mujer desea.

Pujó muy pocas veces, la niña quería nacer, con cada esfuerzo que hacía la potra lanzaba un insulto, tenía las mandíbulas tan apretadas que pareciera que sus dientes fueran a romperse, gritó y pujó con tantas ganas como si quisiera salir de ese estorbo que llevaba dentro de ella. Y así nace la bebé más hermosa que cualquier persona pueda contemplar, una niña odiada por la vida desde antes de nacer.
Luego de limpiarla, se la dan a su mamá, ella la toma entre sus brazos con desgano y rabia. El bebé busca entre sus pechos, y empieza a amamantar. La niña era hermosa, era de piel blanca como la porcelana, tenía unos ojos color miel como los del desconocido padre, ya que los de la potra son negros, sus labios eran rojos y delgados, su cabello negro y liso, era tan bella como el delicado resplandor de la luna.
En medio de esa triste felicidad, la potra decidió nombrar a su niña Sofía, pues ella era fanática de Sofía Loren, y admiraba no sólo su belleza, si no su fama y su poder.


ESCENA (8).CUARTO DE SOFÍA. INTERIOR. DÍA. FLASHBACK.

La pequeña habitación es ordenada y de color rosa, hay figuras de estrellas y lunas color azul en el techo de ese cuarto, y dan un aire de la inocencia infante de Sofía. Hay una pequeña cama con sábanas rosadas, muchos peluches sobre ella. Una pequeña peinadora, y un estante de madera donde la pequeña tiene su ropa.
Sofía, de cinco años de edad, está sentada en su cama con muchas muñecas a su alrededor, juega con Marcos quien está sentado en el piso a su lado. Él es el guardia de seguridad del burdel. Es un muchacho de unos 26 años de edad, corpulento, moreno, de ojos color café, y con un pequeño lunar en la punta de su nariz. Lleva un año trabajando en ese lugar y notado la soledad de la vida de la pequeña Sofía, y trata de acompañarla en sus juegos para que no se sienta tan sola y descuidada.

SOFÍA (dice sonriente)
Marcos, ¿A qué jugamos ahora?
MARCOS
A ver… ¿Quieres construir un castillo con los legos?


Sofía se levanta rápido de su cama y busca un recipiente lleno de figuras de los legos y se sienta en el suelo junto a Marcos para construir el castillo.

MARCOS
Sofía, ¿te gusta vivir aquí?
SOFÍA
No, mami me pega mucho. Y ella no me quiere, no juega conmigo, sólo habla de su trabajo… (Dice seriamente mientras voltea el recipiente que contiene las piezas)
MARCOS
Te voy a decir un secreto pero no le digas a nadie.

Se acerca al oído de la niña, y ella asiente con su cabeza confirmando la confidencialidad del secreto de Marcos.

MARCOS
Yo te voy a cuidar como un papá ¿sí?... y te voy a enseñar lo que es bueno y malo para que cumplas todos tus sueños. Hazme caso y escúchame siempre ¿sí?

La niña se aleja lentamente de la boca de Marcos y lo mira sonriente. Lo abraza fuertemente y le agradece su amistad.


ESCENA (9). SALA PRINCIPAL DEL BURDEL. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Los visitantes van a relajarse y a escoger a la dama con la que compartirán parte de la noche; entran y se acomodan en esa gran sala hacinada de gente acalorada, hay mesas y sillas por doquier. Hay una enorme barra donde se vende el licor, y se ofrecen “los menús” de la noche. La gran sala está cubierta por una gran y espesa nube de humo que proviene del humo del tabaco y del cigarro. Se escuchan las carcajadas, el chocar de los vasos de los que brindan, una botella rota por algún borracho y la música que en esa casa nunca falta.
Las mujeres bailaban insinuantemente para atraer clientes, otras caminaban hacia la habitación, y otras que como Amelia, sólo se dedicaba a reír y conversar con los “clientes fijos” pues ella era una de las vendedoras más deseadas, y más bellas de ese infierno terrenal.
Desde la puerta de entrada, la pequeña Sofía de siete años de edad, en compañía de su único amigo Marcos, seguridad del local, observa cómo su mamá y sus tías “trabajan”.


SOFÍA (pregunta con melancolía)
Marcos, ¿Por qué mi mamá no me quiere?
MARCOS
Niña, ella te quiere a su manera.
SOFÍA (Dice con tristeza e ingenuidad)
Pero mira, ella está abrazando a ese hombre y le da besos. Ella a mí no me consiente así.

Marcos la abraza fuertemente y le recuerda que la quiere como un padre, y que no permitirá que le hagan daño.
La niña continúa observando con melancolía y sin entender por qué la tratan así. Mira a Marcos y le dice:
SOFÍA (Triste)
Marcos, eres el único que me quiere. Gracias por estar conmigo, espero irme contigo y tu esposa un día y no regresar.

La niña abraza a Marcos y entra rápidamente, corre para que su mamá no la vaya a golpear o regañar.


ESCENA (10). APARTAMENTO DE SOFÍA. EXTERIOR. NOCHE.

Sofía sólo miraba fijamente hacia las montañas; y Amelia tomó uno de los cigarrillos de la cajetilla que estaban en la mesita frente a ellas, lo encendió con calma, inspiró y exhaló suavemente el humo de ese cigarro.
Sólo se escuchaba el silencio de esa noche.
AMELIA (con extrañeza)
Son las 1.00 de la mañana.

Dice mirando el reloj de su brazo izquierdo, luego no dice nada más.
Sofía continua con su mirada fija en las montañas y dice:

SOFÍA (dice con rabia y tristeza)
¿Por qué no te importó que abusaran de mí?, ¿Por qué en vez de abrazarme y llevarme lejos contigo me golpeaste y me abandonaste?

Sofía seguía con su mirada perdida y lagrimosa. Una lágrima salió de su ojo izquierdo, recorrió lentamente sus mejillas y terminó en sus labios. Sofía bajó la mirada, el parpadeo de sus tristes ojos se hicieron cada vez más lentos, luego rompió en llanto. Amelia sólo la miraba sin saber qué decir o hacer…

SOFÍA
Todavía recuerdo ese día que pareció ser tan bonito y terminó siendo una pesadilla…

Sofía continuó llorando, lo decía entre dientes, con rabia. Subió sus piernas a la butaca y las abrazó con su cuerpo.


ESC (11). PATIO TRASERO DEL BURDEL. EXTERIOR. DIA. FLASHBACK.

Son las 3.00 de la tarde y el sol brilla en el enorme patio trasero donde se celebra la fiesta de cumpleaños de Sofía. Para ser ese lugar un burdel tiene un jardín muy hermoso, pues las flores, el pasto, y las sillas blancas de jardín sumadas a la alegría de ese cumpleaños hacen que ese lugar se parezca a un hogar.
Hay una mesa grande con comidas, refrescos y licor. Están presentes las “tías”, la mamá, y algunos clientes de confianza que van regularmente al burdel y quieren festejar también el cumpleaños de la hija de Amelia, la prostituta más deseada y hermosa de esa casa de citas.
Hoy Sofía está a un paso de la adolescencia pues cumple 13 años de edad. Su cuerpo de 1.60 de estatura, delgada, de cabello negro ondulado largo, su piel blanca y pura, sus labios rojos y prominentes, y sus grandes ojos color miel muestran a una niña inocente que se alegra con la sencillez del amor de una familia ausente.
Hoy la vistieron sus “tías” con una falta negra corta, unas sandalias de plataforma y una franelilla anaranjada escotada que muestra la simpleza de sus pechos de adolescente.
Sofía con alegría sopla sus trece velitas, y recibe sus regalos: maquillaje y ropa.
Entre música y licor transcurrió su cumpleaños, parecía más diversión para las mujeres de esa casa que para la cumpleañera…


ESC (12). PATIO TRASERO DEL BURDEL. EXTERIOR. DIA. FLASHBACK.

Son las 5.30 de la tarde, y la fiesta está por terminar. La noche ha empezado a caer en esa casa, y es hora de trabajar. Las compañeras de Amelia limpian junto a Sofía los restos de esa fiesta de cumpleaños.
SOFÍA
Mamá, ¿Por qué no vino Marcos?


AMELIA (dice con rabia)
No sé. Déjame quieta que tengo que arreglarme para trabajar, ya es casi de noche. Marcos debe estar por llegar, ya sabes que él te quiere como si fuese el maldito de padre.

Sofía hace silencio ante las palabras duras de su mamá y continúa ayudando a limpiar. Luego escucha un silbido, y al mirar hacia atrás ve a Marcos.
Ella corre feliz hacia marcos que la espera con los brazos abiertos para felicitarla, y le dice:

MARCOS (feliz)
¡Feliz cumpleaños!

Mientras le da su regalo envuelto en papel de color azul.

SOFÍA (dice contenta)
¡Gracias!
Le da un abrazo y abre el regalo.

Rápidamente rompe el envoltorio y al abrir la caja ve una cámara fotográfica profesional de color negro. Su cara de sorpresa y felicidad eran inexplicables.

MARCOS
Espero sepas apreciar mi regalo. Quiero que este sea el instrumento que uses para crecer, quiero que esta sea tu herramienta de trabajo, para que no seas como tu mamá y puedas irte de aquí.
SOFÍA (dice con emoción)
¡Gracias! Espero aprender a usarla rápido. ¡Voy a tomar muchas fotos!
AMELIA (Dice en tono fuerte)
¡Sofía! Ve a tu cuarto y miras tus regalos allá. La fiesta terminó, ahora te encierras, ya sabes.
SOFÍA
Está bien.
Abraza a Marcos y se despide.


ESC (13).CUARTO DE SOFÍA INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Son las 7.30 de la noche, y como de costumbre Sofía está encerrada mientras en la sala principal y en los demás cuartos están trabajando sus tías y su mamá.
Ella está sentada en su silla de madera, mirando a la luna a través de su ventana, y se dice a sí misma:
SOFÍA (con melancolía y confusión)
Quisiera ser como tú grande y lejana. Quisiera estar ahí arriba para ver a las personas y entender por qué el mundo es así.
Ella mira a la luna.

De repente relampaguea; la luna es más grande y hermosa, pero lentamente se ocultará por la tormenta que se avecina.
Sofía decide escaparse e ir al jardín para distraerse un rato. Estaba cansada de estar encerrada. Esperó hasta las 11.00 de la noche para salir, cuando su madre estuviese borracha.


ESCENA (14). PATIO TRASERO DEL BURDEL. EXTERIOR. NOCHE. FLASHBACK. PRIMER PUNTO DE GIRO.

Eran las 11.00 de la noche, el cielo lanzaba luces repentinas que indicaban una lluvia cercana, y Sofía feliz por el día de su cumpleaños juega sola en el patio trasero con su nueva cámara fotográfica; allí brinca, y corre por el solitario jardín y sin saber cómo manejar su regalo toma fotografías de las plantas y del cielo. Sabe que su mamá está trabajando dentro, y por eso decidió escaparse para divertirse un rato.
Su cuerpo de señorita, sus aires de inocencia y su mirada cautiva giran y giran mirando a la luna, le canta canciones y abre sus brazos, se siente feliz, cierra los ojos y su rostro está en dirección a la tenue luz de esa luna.

SOFÍA (Alegremente)
“Luna lunera cascabelera…”

Canta y da vueltas pero le interrumpen.

HOMBRE
“…ve y dile a mi amorcito por Dios que me quiera”

Completa la canción un desconocido hombre.

Sofía se detiene asustada y mira de pies a cabeza a un hombre que se tambalea de la ebriedad. Es alto, moreno, de ojos color miel, está borracho pues casi no puede mantenerse de pie.
Frente a frente se miran, Sofía está congelada del miedo, el hombre quiere caminar hacia ella, y la chiquilla se decide a correr, pero se da cuenta de que dejó su cámara sobre el pasto y cuando regresó para buscarla el hombre la tenía en sus manos.

SOFÍA (dice asustada)
Regréseme mi cámara por favor

HOMBRE (dice en tono de asecho)
Ven, dame un beso y te la regreso

La inocente y asustada niña se acerca al hombre para darle un beso, y le regrese su preciado regalo de cumpleaños. Pero no se acercó mucho cuando el aberrado sexual la toma a la fuerza, la carga y la lleva a la zona más oscura del jardín.
Empezó a llover, Sofía llora desesperadamente, se llena del barro cuando el desconocido la lanza en el suelo. Rápidamente el hombre le arranca la ropa a la niña y se acuesta sobre ella. Sofía intenta zafarse, grita y lo golpea, pero él pudo más que ella. Le tapó la boca para que no gritara y la empezó a besar, a tocar, y la golpea para que deje de forcejear.
Mientras la niña llora y mira esa luna que ahora está escondida por las nubes, ese hombre abusa sexualmente de ella.
Luego de 15 minutos de satisfacción sexual el hombre se levanta del suelo, sube el cierre de su pantalón, toma la cámara fotográfica mojada, se la lanza a Sofía y se va del lugar caminando tranquilamente, aunque cayéndose por la ebriedad.


ESCENA (15).ENTRADA PRINCIPAL. EXTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Sofía llora empapada y temblando en el suelo. Luego de que el hombre se va, ella corre hasta la entrada principal sin tomar su cámara. Con su ropa rota, su cuerpo tembloroso y las lágrimas en su rostro, le cuenta a su amigo Marcos lo sucedido. Éste se enfurece y entra al local con Sofía para ver si el aberrado estaba dentro del burdel, pero el hombre se había ido.

MARCOS (preocupado y consternado)
Sofía cálmate. ¿Quién te hizo daño?, ¿Lo habías visto antes?
SOFÍA (llorando y con su voz cortada)
No lo había visto antes.
MARCOS
¿Puedes decirme cómo era?
SOFÍA (llorando y mirando al suelo)
Es alto… moreno, de ojos color miel…

Marcos inmediatamente entra al local con Sofía para buscar a Amelia.


ESCENA (16).SALÓN PRINCIPAL. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

En medio de la oscuridad, el humo del cigarrillo, las risas, el sonido de las botellas, y la música en alto volumen, Marcos entra para buscar a Amelia y ver si puede conseguir a un hombre con las características descritas por Sofía.
Primero consigue a Amelia. Estaba borracha, se besaba apasionadamente con un cliente, y Marcos la interrumpe.

MARCOS
Amelia, mira a tu hija
Dirigiéndose hacia Amelia.
AMELIA
Pero… ¿qué tienes Sofía? ¡Mira tu ropa!

La madre borracha le reclama a la niña.

MARCOS (Con rabia e impotencia)
Acaban de abusar de tu hija en el jardín.
AMELIA (con rabia)
¿Ves? ¿Cuántas veces te he dicho que en las noches debes quedarte encerrada?

Sofía llora impresionada y no comprende por qué su mamá no la abraza y la acompaña en su tristeza. Amelia en medio de esa sala repleta de borrachos toma a la niña por los brazos y la golpea con una rabia infernal, y la lleva arrastrándola por el cabello hasta su cuarto.
Mientras tanto, Marcos impotente sale de nuevo a la entrada.

ESCENA (17).ENTRADA DEL BURDEL. EXTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Marcos se sienta en su incómoda silla de plástico que está al lado de la puerta de entrada a la casa de citas, prende un cigarrillo, y toma su pistola que está a su lado derecho, y se dice a sí mismo:
MARCOS
Tengo que matar a ese imbécil. Algún día cobraré el daño que le hizo a Sofía. Es más, hoy me llevo a esa niña conmigo, no quiero que siga en este infierno…

Marcos se levantó de su silla y entró a la casa, en dirección al cuarto de Sofía.


ESCENA (18). CUARTO DE SOFÍA. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Amelia enojada y borracha arrastra a Sofía hasta su cuarto, abre la puerta de una patada, la tira en la cama y con uno de sus zapatos rojos de plataforma la golpea de manera incesaste.
Amelia de 29 años de edad era cruel, golpeaba y gritaba a la afectada Sofía. Le daba en la cabeza y en la cara con el puño cerrado, una y otra vez, como si con cada golpe desahogara sus frustraciones.

AMELIA (con rabia)
¿Para qué te tuve? ¡Eres una necia!
Le pegaba y le gritaba mientras Sofía lloraba y gritaba desconsoladamente.

De repente Marcos entra al cuarto para buscar a Sofía, y dice:

MARCOS (asustado)
¡Déjala Amelia! Acaban de abusar de tu hija ¿no te importa?

Agarra con fuerza a la descontrolada Amelia para que deje de golpear a su hija.

AMELIA (Dice llorando y gritando)
Si tanto las quieres llévatela. Te la regalo.

Amelia se cae de la borrachera al lado de la cama de Sofía, y dice incoherencias. Mientras tanto Marcos trata de tranquilizar a la niña.

MARCOS
Te voy a sacar de aquí. Te voy a llevar a mi casa. Recoge tus cosas.

Sofía llorando rápidamente recoge la ropa que puede, lo mete en un bolso grande color azul y se va con Marcos para siempre.

ESCENA (19). CASA DE MARCOS. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

La casa es pequeña, tiene tres cuartos, una cocina, un pequeño baño y una modesta sala de estar. Las paredes son blancas y amarillas, hay algunas filtraciones en los techos y grietas en las paredes. La casa es sencilla y se siente el ambiente de humildad.
Marcos abre la puerta, Sofía entra primero y ve a una mujer de piel morena, de contextura gruesa, de ojos pequeños y nariz grande, está vestida con una pijama color blanco. Marcos la saluda con un beso en los labios.

MARCOS (con amabilidad)
Ella es Solmar, mi esposa.
Dice dirigiéndose a Sofía.

Las dos se dan la mano y se saludan. Luego Marcos agarra el bolso de la niña y la lleva a un pequeño cuarto para que se acomode y pueda descansar.


ESCENA (20). CASA DE MARCOS. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

La niña entra a la pequeña habitación de paredes blancas, hay una cama con dos almohadas y sábanas color amarillo, alrededor de esta hay unas cajas con objetos viejos. Parece que ese es un cuarto para guardar las cosas innecesarias.
Sofía pone su bolso al lado de la cama, se cambia su ropa mojada y se acuesta. Se arropa con la cobija y abraza una de las almohadas, la abraza con fuerza, y más fuerza, empieza a llorar…


ESCENA (21). CASA DE MARCOS. INTERIOR. DIA. FLASHBACK.

La cocina es pequeña, hay una estufa de cuatro hornillas, que está en un pequeño mesón de concreto cubierto con cerámica amarilla. Del lado izquierdo ahí dos estantes de madera que están algo desgastados, uno donde se guarda ollas y el otro para los platos. Las paredes son blancas, pero un poco desteñidas, y una ventana de mediano tamaño que deja ver uno de los cerros más altos de la ciudad.
Solmar y Marcos están conversando sentados en la mesa de la cocina.

MARCOS (dice de manera seria)
¿Entonces?, ¿Nos quedamos con Sofía?
SOLMAR (Dice con melancolía)
Sí. Yo la cuidaría como a la hija que nunca pude tener.
MARCOS (Dice indignación)
Sí, esta es nuestra oportunidad de poder sentir lo que es ser un padre. Yo quiero mucho a esa niña, no soportaba ver como la trataba su madre.

De repente entra Sofía. Está vestida con un short rojo y una franelilla color blanco. Tiene la cara hinchada por los golpes, tiene moretones en sus brazos y sus piernas.



SOFIA (llorando)
¿Puedo quedarme a vivir con ustedes? No quiero regresar con mi mamá.

Marcos y Solmar se acercan a Sofía, la abrazan, le prometen cuidarla hasta que ella decida independizarse.


ESCENA (22). APARTAMENTO DE SOFÍA. EXTERIOR. NOCHE.

Amelia está sorprendida y muy arrepentida. No para de llorar.

AMELIA
Discúlpame, no supe darte amor. No merezco tu perdón, aunque lo necesite con el alma.

Dice sin poder mirar a Sofía a sus ojos.

SOFÍA (Dice de manera tranquila)
No importa. Desde ese momento entendí que si no hubiese salido de la casa de citas, no hubiese podido tener la dicha de ser fotógrafa.

Sigue mirando a la luna, enciende otro cigarrillo, esta vez le cuesta encenderlo pero luego de varios intentos logra fumar, y continúa hablando.

Marcos me regaló otra cámara. Me enseñó a leer y a escribir. Nunca quise estudiar, supe que la fotografía iba a ser mi norte de vida. Marcos me dio las herramientas y tú has sido mi inspiración.

Vuelve a inhalar y a exhalar lentamente el humo del cigarrillo.

Sofía le continúa contando a su mamá cómo vivió durante esos cuatro años que pasó junto a Marcos y a Solmar. Le contó que la cuidaron y quisieron como una hija, hasta que su vida volvió a ser dañada por otro hombre: Alejandro…


ESCENA (23).PLAZA LAS HEROÍNAS. EXTERIOR. DIA. FLASHBACK.

Hay mucha gente caminando por la plaza, hoy es la inauguración de las ferias el sol. Las bancas blancas están ocupadas por las familias que van a pasar una tarde agradable en el lugar. Los altos árboles, los arbustos y las flores hacen colorida a esa gran plaza andina. Hay música, venta de fresas con crema, y los artesanos están vendiendo en el suelo frente a la entrada del teleférico de la ciudad.
Sofía de 17 años tiene un cámara profesional marca nikkon en sus manos. Ella está en busca de expresiones inocentes, pícaras, vivaces que difundan un mensaje. Retratos en blanco y negro es su especialidad.
Queda sólo una toma en el rollo de la cámara; mientras camina observa a un grupo de jóvenes hippies que venden artesanías en el suelo, y para ella sobresale un muchacho de cabello negro y largo, ojos color verde, piel blanca, con tatuajes verdes de estrellas en sus brazos, y una mirada un tanto pícara. Esa mirada de astucia había atraído a Sofía. Ella quería captar ese rostro, esas líneas expresivas. Se acerca a tomarle una foto, su nerviosismo la hace tropezar y cae la cámara fotográfica. Sofía estaba congelada de nervios frente a ese muchacho.
El chico que la puso nerviosa, se levanta del suelo, levanta la cámara se la da a Sofía y la mira directamente a sus ojos color miel…

SOFÍA (con vergüenza y nerviosismo)
Gracias. Este… soy Sofía
Toma la cámara.
ALEJANDRO (le dice sonriendo)
De nada bonita. Me llamo Alejandro. ¿Por qué me tomaste una foto?

La mira directamente a sus ojos.

SOFÍA (Le dice nerviosa)
Porque… porque… tu rostro me dice algo… algo que mi cámara puede captar.

ALEJANDRO (le dice con entusiasmo)
Y dime… ¿eres fotógrafa?, si quieres esta noche te invito a un concierto de música reggae para que hagas tomas.

Sofía sin pensarlo acepta. Se despide de él y deciden verse a las 8.00 de la noche en el lugar del concierto.


ESCENA (24).CASA DE MARCOS. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Sofía llega a su casa, entra a la cocina le pide la bendición a Solmar y a Marcos, y les saluda de una manera muy cariñosa. Les comenta de manera muy eufórica y muy contenta que conoció a un muchacho del que se sintió atraída, y del concierto de música reggae de esa noche.
Ellos contentos por la alegría de Sofía le dan permiso de salir, pero le indican que debe llegar antes de las 12.00 de la noche. Ella les da la dirección del lugar donde iba a ser el concierto y muy contenta se va a su cuarto para elegir la ropa que usará esa noche.


ESCENA (25).CONCIERTO DE REGGAE. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Son las 8.00 de la noche y Sofía llega al lugar del concierto de música reggae. El sitio está en un suburbio de la ciudad. Es una casa de color naranja es antigua, hay una pequeña puerta color verde, la entrada es un pasillo largo que conduce hacia el patio de la casa. El patio es grande, su piso es de concreto, hay muchas personas del movimiento rasta sentadas en el suelo conversando y fumando marihuana. Nota que casi todos los presentes se parecen por sus cabellos largos, por las franelas que hacen alusión a Bob Marley, los colores amarillo, rojo, verde y negro, y la sencillez de su ropa.
Sofía mira de lado a lado en busca de Alejandro, y de repente le tapan los ojos, cuando voltea para ver es él. Éste la saluda y le invita una cerveza, pero ella no acepta pues sus padres adoptivos le inculcaron buenas costumbres.
De repente empiezan a sonar los tambores, las guitarras y las voces: “música de paz, música de amor”, la banda era “Nací moreno”. El concierto acaba de empezar, Alejandro toma a Sofía de la mano y la lleva cerca de la tarima para que conozca un poco sobre su cultura. La invita a sentirse cómoda, le habla, y hasta trata de hacerla moverse al ritmo del reggae, la hace sentir esa experiencia.


ESCENA (26).CONCIERTO DE REGGAE. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK.

Sofía se estaba divirtiendo con Alejandro. Se divertía a pesar de las drogas y el alcohol porque Alejandro la trataba bien, le hacía sentir diferente, era un trato especial.
Eran las 11.00 de la noche y Sofía se da cuenta que ya era el momento de irse. Se despide de su acompañante, Alejandro, y éste le insiste que se quede con él, ella cede y decide quedarse un poco más.
Alejandro le invita un refresco y ella lo acepta. Bebe y cinco minutos después Sofía empieza a comportarse de un modo diferente. Empieza a reírse, a bailar, da vueltas, dice incoherencias y en una de esas alucinaciones extrañas besa a Alejandro…


ESCENA (27).CUARTO DE UN HOTEL. INTERIOR. NOCHE. FLASHBACK. SEGUNDO PUNTO DE GIRO.

Una pequeña y sucia habitación de un motel de la ciudad de paredes blancas, con sólo una vieja cama matrimonial de madera con sábanas color naranja y una ventana que permite enfriar la habitación.
Allí están Sofía desnuda y drogada, y Alejandro está sobre ella penetrándola.

SOFÍA (dice confundida, con desgano)
Alejandro, por favor. No me hagas esto
ALEJANDRO (le dice de manera seria)
Tú me besaste ¿No era esto lo que querías?

Sofía mareada no puede hacer nada, sólo mira hacia el techo y lo ve borroso, los colores se mezclan y las figuras que ve se distorsionan. No tiene fuerzas para defenderse. Entiende lo que sucede, pero su cuerpo no reacciona, está muy drogada por la bebida que le dio Alejandro.


ESCENA (28).CUARTO DE UN HOTEL. INTERIOR. DÍA. FLASHBACK.

Son las 10.00 de la mañana. Sofía abre los ojos y se toca la cabeza, le duele. Mira el techo y no reconoce el lugar se sienta en la cama de manera repentina para entender qué sucedía. Alejandro se había ido, estaba sola y desnuda en esa cama desarreglada. Empieza a llorar, pues recuerda fugazmente algunas de las cosas que sucedieron la noche anterior. Se viste llorando y sale del lugar.


ESCENA (29).CASA DE MARCOS. INTERIOR. DÍA. FLASHBACK.
Sofía llega a su casa a las 12.00 del medio día. Camina con un paso lento y con la mirada hacia el suelo, abre la puerta principal y al ver a su derecha están Solmar y Marcos sentados esperándola.
MARCOS (dice preocupado y regañándola)
¿Por qué llegas a esta hora?, ¿Qué te sucedió?
SOFÍA (Dice seria mientras mira al suelo)
Nada.

Solmar se levanta y abraza a Sofía.

SOLMAR (dice preocupada)
Hija, dinos. ¿Por qué llegas a esta hora?

Sofía rompe en llanto y abraza a Solmar.

SOFÍA (dice triste, llorando)
Los quiero mucho. Les agradezco sus cuidados, pero he decidido independizarme. Quiero ser una gran fotógrafa, y para eso necesito irme de esta ciudad.


ESCENA (30).APARTAMENTO DE SOFÍA. EXTERIOR. NOCHE.
Son las 4.00 de la mañana y Sofía cuenta su vida hasta los 17 años de edad. Le comenta a Amelia que luego de ese día ella decide abandonar la ciudad de Mérida y se traslada a Maracaibo. Allá tuvo a una niña producto de la noche que pasó con Alejandro y estudió fotografía. Cuatro años estuvo sola en esa calurosa ciudad, lejos de todos los recuerdos de su niñez; y regresó a Mérida para enfrentar su pasado, para demostrar al mundo que la vida no podía más que ella, si no que ella manejaba su vida.
Luego de una cajetilla de cigarros y unas horas de conversación Sofía decide acostarse, dice sentirse agotada, necesitaba dormir.

ESCENA (31).APARTAMENTO DE SOFÍA. INTERIOR. NOCHE.
Sofía abre la puerta de una habitación grande y prende la luz. Las paredes son de color rosado, hay un televisor, una cama individual con sábanas rosadas y muchas almohadas, hay una ventana grande que da otra vista de las montañas de la ciudad, y un clóset de madera.

SOFÍA (seria)
Aquí puedes dormir. Mañana continuamos hablando, y te presente a mi hija.
AMELIA (Dice con melancolía)
Gracias hija.

Sofía bosteza y le da un beso a Amelia en la frente. Sale del cuarto.




ESCENA (32).APARTAMENTO DE SOFÍA. INTERIOR. DÍA.

La luna está ausente y el sol deja descubrir sus rayos entre las montañas, llegan al apartamento a través del gran ventanal de la sala. Son las 12.00 del medio día y Sofía está en su mueble blanco leyendo el periódico junto a Carolina, una chica de 20 años de edad, de contextura delgada, morena, de ojos marrones, cabello ondulado largo, está vestida con una pijama color blanco.
SOFÍA (Dice con rabia)
Estúpido periodismo amarillista. Sólo saben hacer dinero a costa del dolor de los humanos.

Mientras, observa una fotografía de ella con Amelia en el salón del museo.

Sofía arruga el periódico y lo lanza al suelo. De repente sale corriendo felizmente una pequeña niña de ojos color miel, cabello negro, piel blanca, vestida con una pijama rosada, y de unos 4 años de edad, abraza a Sofía y a Carolina. Era Amanda, la hija de Sofía.
Detrás venía Amelia, quien da los buenos días. Sofía le presenta a Carolina y a Amanda.


ESCENA (33).APARTAMENTO DE SOFÍA. INTERIOR. DÍA.

Más tarde ese mismo día, Amelia y Sofía regresan a la terraza a conversar. Amelia le pide disculpas y Sofía las acepta con simpleza y sequedad.

SOFÍA (Dice de manera normal)
El único que puede perdonarte es Dios, no yo. Luego de golpes, una vida clandestina y dos abusos sexuales no me creo capaz de perdonar a la mujer que fue capaz de hacerme nacer. Sólo puedo agradecerte por presentarme a Marcos a quien quiero como al padre que tampoco pude conocer.

El timbre del apartamento suena, y dos minutos después aparecen en la terraza Marcos y Solmar. Sofía felizmente se levanta y los abraza, los saluda y les pide la bendición.
Amelia se sorprende al ver a Marcos, y le saluda de manera áspera.


MARCOS (dice con sarcasmo)
¡Cuánto tiempo Amelia! ¿Cómo te ha ido?, ¿Dejaste el negocio?
AMELIA (Dice con melancolía)
Ahora soy la jefa del negocio, no he trabajado más.

Luego de ese incómodo encuentro, Marcos y Solmar se van del apartamento.


ESCENA (34).APARTAMENTO DE SOFÍA. EXTERIOR. NOCHE. CLÍMAX.

Sofía y su madre salen de nuevo a fumar en la terraza, necesitan terminar su conversación. Esta vez Sofía decide confesarle a su madre que es lesbiana.

SOFÍA (dice con naturalidad)
Luego de varios fracasos me di cuenta que no hay nada mejor que la figura de una mujer. A Carolina la conocí en Maracaibo, la amo y ella no me puede hacer daño, ella no me va a romper mis órganos sexuales como lo hizo el aberrado que me violó a los 13 años, y tampoco me va a embarazar como Alejandro.

Amelia sorprendida sólo mira su hija, y se da cuenta que el origen de la actitud de Sofía es ella misma, ese prostíbulo y ese rechazo e indiferencia desde que nació.




ESCENA (35).APARTAMENTO DE SOFÍA. EXTERIOR. NOCHE. RESOLUCIÓN.

Sofía decide perdonar. Su madre y ella se abrazan bajo misma luna llena que hace 22 años vio nacer a Sofía. Sí, hoy es el día de su cumpleaños.
Amelia cumplió su sueño: ser como Sofía Loren. Está posando ante la cámara de su hija. Tiene un vestido rojo, unos tacones hermosos, y joyas exuberantes. Posa acostada en una butaca de madera, con la elegancia y el estilo que siempre quiso tener.
Sofía cumplió uno de sus deseos: escuchó de los labios de su mamá:
AMELIA (Con una triste alegría)
Sofía, te quiero.


Ana Carolina Morales.
Agosto, 2007

lunes, 14 de abril de 2008

Entre deseos y silencios

A veces el momento del silencio es tan extenso que parece eterno. Provoca acostarse, cerrar los ojos y soñar…soñar y alcanzar ese deseo que todos tenemos ocultos en nuestro corazón. Ver las estrellas y alcanzarlas, apreciar su bella luz en medio de las noches frías, noches como ésta, noches donde los sueños se conjugan con los sentimientos para hacer sublime un instante de la vida.
Los sueños son alcanzables si tenemos ganas de vivir, de sentir que todo estará bien, que el futuro será mejor, y el pasado menos peor… El silencio seductor de esta noche me hace suspirar, creer que pronto tomaré mi estrella de ese inmenso universo lleno de sueños infantiles, sueños que se hacen realidad.
Hoy crecimos y seguimos soñando. Cierra tus ojos, alcanza tu estrella y déjala brillar. Has tu instante de silencio eterno y sublime.

jueves, 20 de marzo de 2008


¿Soñamos o dormimos?

Un viaje largo pareció mi camino, soñaba despierta, mirando la miseria alrededor, mirándola en un sueño, donde sin querer mis ojos dormidos quedaron abiertos.
El tiempo paralizó ese instante y mi viaje parecía eterno. Me sumergí en un sueño de ojos abiertos, y sin darme cuenta no podía despertar, no quería despertar. Ni la luz del incandescente sol de mi ciudad lo perturbó. Yo estaba profundamente dormida, mirando y soñando.
Recuerdo poco, pero sé que miraba al frente, y un hombre con la cabeza enorme despertó mi interés; de pronto se mezclaron muchos sentimientos y pensamientos dentro de mí. Las escuelas, los hombres trabajando, un recién nacido, la contaminación de los autos, una iglesia que regala “salvación”,los adolescentes llenos de rebeldía, la basura regada por doquier…
Y yo como hipnotizada por ese “collage viviente”, me encontraba inmersa en esa realidad que me rodeaba, de esa gente que frecuentemente miro con ojos de indiferencia, de esas personas que caminan en las mismas calles que yo, que al igual que yo sufren, sonríen y no sabe valorar el corto tiempo que la muerte nos deja vivir.
Tal vez cansada de mirar al frente o por no querer enfrentarme a tal realidad decidí voltear mi cabeza; miré a mi lado izquierdo y un joven miraba a través del ventanal… y yo quise ver desde su interior, yo quise saber qué pensaba él, pero sólo noté su acostumbrada indiferencia, su cansancio, sus ganas de dejarse dominar por la pereza, por dormir sin soñar…
Yo continuaba dormida, mirando a mi izquierda, pero todo pareció simple, falso, vanidoso; entonces intenté mirar hacia la derecha, pero no pude; un viejo estaba apoyado en la puerta, mirando al frente, como queriendo llegar rápido a ese camino de muerte del que está consciente que es cercano. Y yo sólo sentí un vacío, ese que siente esta realidad a diario, ése de ser monótonos, conformistas, vengativos, indiferentes… ¡Qué triste realidad!
De pronto salí de ese sueño de pupilas cerradas y pensé que estaba en otro mundo. El sol pareció ocultarse, el hombre de la cabeza enorme no estaba frente a mí. Y me di cuenta que estaba dormida, pero que ese sueño era real. Quise recordar qué cosas vi en ese largo viaje que llegaba a su fin, pero no lo podía precisar, sólo sé que ese mundo existe, y no está tan lejos de mí, está soñando con ojos cerrados, está ciego. Es un mundo glacial, insensible e incoherente.
Este camino no es tan largo como parece, y he decidido olvidar ese pasado que me mantiene dormida, hoy he decidido soñar con los ojos abiertos, no perder esa picardía, esa niñez… he decidido crecer y mirar siempre hacia delante, y recordar que tengo un entorno que necesita despertar de ese sueño de ojos ciegos, que necesita cambiar, que necesita hacer de sus fantasías su realidad.